jueves, 2 de julio de 2015

Hadas para volar

Se despertó creyendo que caía

del lirio donde dormía.

Princesa de las hadas,

más bien, reina siempre soñada.

Asustada abrió los ojos,

el corazón a mil por hora,

hasta que el verde tacto de hoja

y el pétalo de blanco aroma

le hicieron tener los pies en la tierra.

Entrevió el estrellado cielo de semillas de sándalo

y la luna perlada donde mueren las hadas.

Rielaba su reflejo en la lágrima

que caía por la mejilla de nuestra hada,

ahora despierta, pensando en el día

en que volaría por última vez

con todas las demás hadas.

Y su madre ya no estaba,

y nunca tuvieron padre ni hermanos las hadas,

tampoco hermanas.

De las estrellas nacían

y en luz de luna perecían.

Calmado el corazón,

recordando el tierno abrazo de su madre,

siguió durmiendo nuestra hada.

Y a la mañana se levantaba pronto,

al primer rayo del alba.

Limpiaba con el rocío sus legañas

y veía, veía una vez más,

un mundo, en el que se sentía la única hada.FullSizeRender

Y con una sonrisa, nunca olvidaba ponerse las alas.

Porque podía volar,

volar era su felicidad.

Su madre le enseñó a volar

y volaría hasta el último día,

cuando subiera al cielo lunar.

Y acabó el día

y llegó la noche,

y mientras nuestra hada se dormía,

tres flores más allá,

un hada se despertó creyendo que caía de la rosa donde dormía.

Los amantes mariposa

¿Puedes sentir el azul aleteo que nos hace arrancar el vuelo?

¿La libertad de hablar la lengua de las mariposas?

¿Puedes vernos pasear por las flores?

¿Y entre escombros?

¿Puedes ver el momento en que volveremos a amarmariposa

igual que se amaron, para siempre,

los amantes mariposa?

¿Puedes ver el momento de volver a volar?

Volveremos a ser mariposas.

Volveremos a amar.